martes, 5 de noviembre de 2013

Microrrelato: Ternura


TERNURA


Mecía la cuna con delicadeza, procurando no despertar al bebé que dormía plácidamente en su interior. Miraba su piel sonrosada y se maravillaba pensando en cómo algo tan hermoso podía haber sido el fruto del amor de dos personas.

Solo unos minutos antes, los padres del niño dormían con la misma tranquilidad. Ninguno de ellos pudo reaccionar a tiempo cuando la almohada eclipsó sus rostros. Apenas ofrecieron resistencia al contacto de una mano extraña apretando con fuerza sus cuellos. No eran dignos de poseer una criatura tan bella como la que yacía en la cuna. No cuando habían demostrado tener tan pocas ganas por vivir que no habían sido capaces de defenderse a sí mismos por el bien de su retoño.

Ahora el bebé le pertenecía a él, un intruso ávido de sangre que ya en el hospital había elegido a su víctima. Había seguido a la familia a su casa y había esperado el momento adecuado. Gracias a ello había obtenido su premio.

La alarma que había programado sonó en la cocina, pero el ruido no despertó al pequeño.
Recogió al recién nacido de la cuna y se lo llevó a los brazos con cuidado. Le pasó un paño cubierto de aceite por todo su diminuto cuerpecito y después le acostó de nuevo, esta vez no en la cuna sino en una bandeja metálica.

El horno ya estaba caliente y la cena todavía dormía.


Image courtesy of greenphile / FreeDigitalPhotos.net


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